¿Qué es la metodología ‘agile’?

‘Agile’, es una filosofía que supone una forma distinta de trabajar y de organizarse. De tal forma que cada proyecto se ejecuta en sprints que tienen que completarse y entregarse en pocas semanas. El objetivo es desarrollar productos y servicios de calidad que respondan a las necesidades de unos clientes cuyas prioridades cambian a una velocidad cada vez mayor.

Estas metodologías nacieron en la industria del desarrollo de ‘software’, cuando las compañías de este sector comprendieron que la forma tradicional de trabajo retrasaba mucho la entrega del producto final. Unos procesos basados normalmente en un contrato cerrado, con escasa comunicación de los trabajadores, que conducían a entregables de mala calidad.

En el año 2001, se reunieron los CEOs de las principales empresas de ‘software’ en Utah. Allí pusieron en común las mejores prácticas de cada compañía y crearon el ‘Manifiesto Agile’. Un modelo de mejora continua en el que se planifica, se crea, se comprueba el resultado y se mejora. Algo que es constante y rápido, con plazos de entregas reducidos que buscan evitar la dispersión y centrar toda la atención en una tarea encomendada.

Las principales ventajas del ‘agile’ son:

  1. Mejorar de la calidad del producto/servicio

    Hay dos características de las Metodologías Agile que hacen que mejore la calidad del producto/servicio:

    – La mejora continua del desarrollo del producto o del servicio, visto de forma integral, interactuando continuamente con el cliente, permiten avanzar más rápido.

    – La proactividad de un equipo motivado se traduce en la búsqueda de la excelencia del producto.

    2. Mayor satisfacción del cliente/consumidor

    Al involucrar al cliente/consumidor durante todo el proceso, está más satisfecho y comprometido.

    Mediante los entregables vive en tiempo real las mejoras del producto/servicio y se siente parte de la creación de este.

    3. Más compromiso de los trabajadores (cliente interno)

    Unos equipos motivados y auto gestionados generan conciencia de equipo (que no de grupo) y se facilita la creatividad e innovación de estos.

    4. Rapidez y capacidad de reacción

    Al acortar los ciclos de producción, se minimizan también los tiempos de reacción y de toma de decisiones, traduciéndose en una mejora de la rapidez.

    Poder revisar y adaptar el proyecto mediante un proceso ágil permite tener un mayor control del trabajo y mejorar el rendimiento en tiempo y costes.

    5. Aumento de la productividad

    La asignación del trabajo a distintos equipos y roles junto con las reuniones frecuentes se traduce en una mejora en la productividad.

    6. Mejora los costes, y la productividad va directo al ROI

    Es evidente que un proyecto controlado durante su ejecución, elimina prácticamente la posibilidad de un fracaso absoluto.

    Al ir identificando los errores y mejoras durante todo su desarrollo, se mejoran los costes de tener que rehacer trabajos erróneos después de muchas horas de trabajo.

    7. Transparencia

    El cliente es partícipe del trabajo en todo momento, de forma que tiene el control del trabajo que se está realizando.

    Los equipos de trabajo mantienen reuniones diarias para analizar en qué estado se encuentran sus tareas, qué se ha realizado y qué falta por realizar, y el cliente tiene acceso a esta metodología de trabajo durante todo el proceso.

    Esta constante interacción entre empresa y cliente tiene como objetivo asegurar que el producto final sea lo que esperaba.

    De esta forma se consigue desarrollar productos y servicios de mayor calidad para responder a las necesidades de unos clientes cuyas prioridades cambian a una velocidad cada vez mayor para adaptarse a las necesidades del mercado.

    Escríbenos para solicitar información de nuestras soluciones y servicios

      a

      Magazine made for you.

      Featured:

      No posts were found for provided query parameters.

      Elsewhere:
      es_ESES